2.4.08

JARDÍN SECO JAPONÉS


Arq. Alberto Negrini Vargas
Paisajista

Karesansui o jardín seco tiene precedentes muy tempranos en la evolución de los jardines japoneses pero se desarrolló como arte mayor después del advenimiento del budismo Zen al final del siglo sexto. Floreció en pequeños espacios en numerosos templos y monasterios Zen, donde era usado por los monjes como una ayuda en la contemplación de la esencia de la naturaleza y la vida humana. El jardín seco es usualmente visto desde una plataforma lateral o terraza, no es un jardín para ser recorrido. En muchas de sus formas, es el más austero, algunas veces el más abstracto y hoy, claramente el de apariencia más moderna de los jardines japoneses.

Al igual que en China el paisaje de jardín era un microcosmos del paisaje natural que todos los japoneses igualmente amaban y veneraban. En China el paisaje podía “tomarse prestado”, en Japón el marco, aunque invisible, estaba, en principio eternamente presente. Este sentido de cercamiento obligó a fijar la atención sobre las minucias íntimas de la naturaleza y propició el descubrimiento y goce de mundos que normalmente no están al alcance de los sentidos. El arte de la analogía y el simbolismo, heredados de la dinastía Song en Jangchou, alcanzó su máxima expresión con el budismo Zen japonés, confiando la interpretación personal a la imaginación sumamente disciplinada del espectador.

En el desarrollo de los jardines japoneses hay varias fases sucesivas: al principio el patio desnudo con suelo de gravilla para las ceremonias y los ritos sintoístas se va transformando gradualmente con la introducción de los elementos primarios del entorno natural como agua, rocas y árboles, hay una influencia china abrumadora; luego durante el período Kamakura aparece el jardín-paraíso budista, un mandala de simbolismo específico, como huída de un mundo hostil; durante los períodos Muromachi y Momoyama revive el jardín seglar y alcanza su máximo esplendor bajo la influencia de la dinastía china Song, período durante el cual el budismo Zen desarrolla los paisajes de la casa de té y los jardines estáticos contemplativos; en la siguiente fase, la Edo, el jardín seglar de paseo evoluciona para convertirse en jardín de movimiento o de paseo, agregándole además faroles y aguamaniles de piedra, por último el jardín seglar se agranda estéticamente, aparece el paisaje prestado, las plantas se podan, prolifera el pequeño jardín urbano apoyado en la tradición.

En uno de sus extremos el estilo de jardín seco es arte minimalista, con muy pocos elementos y detalles cuyo efecto es de desnudez y de un oscuro simbolismo. Paisajes enteros así como el mundo natural en su conjunto son sugeridos a través de la simplificación de formas y reducción de la escala. Un típico jardín de este estilo es un pequeño espacio cerrado plano o casi plano, el sentido de cerramiento es fuerte, básicamente dado por las paredes de la casa o del propio jardín. El uso de las plantas es mínimo y las pocas plantas usadas son pequeñas y bajas esparcidas o formando grupos o montículos, preferiblemente si tienen crecimiento vertical. Estos pocos elementos esparcidos sugieren montañas, valles, planicies, riachuelos o el mar. El agua puede ser representada por ejemplo por una extensión de musgo u otra planta pequeña de cobertura tal como el césped.

Típica y generalmente el jardín seco es hecho con arena blanca, grava fina o piedra similar a la quintilla, incluso se usan guijarros, cualquiera de estos materiales se rastrilla cuidadosamente formando patrones naturales de agua sintetizados o simbolizados. El uso de grupos de rocas y algunas plantas es común, así como puentes simples y naturales y huellas de piedra sin cortar se adaptan muy bien a este estilo. Un soporte o fondo siempreverde detrás de las paredes es un elemento necesario en estos jardines. Algunas veces el diseñador toma prestados escenarios o fondos seleccionando algunos elementos que puedan parecer parte del jardín.

El ejemplo más célebre de este estilo desarrolla un paisaje seco de lo más austero y abstracto, este es el jardín del monasterio Ryoan-ji situando en el recinto del monasterio Daiju-in en Kioto y construido hacia 1488-1499, este no tiene plantas, excepto musgo sobre o alrededor de las rocas; el escenario está contenido en un rígido marco, uno de cuyos lados es el pórtico para la contemplación; el área de grava blanca (luminoso cuarzo extraído del lecho del río) cuidadosamente rastrillada mide aproximadamente 9 m. por 22 m. y tiene 15 rocas arregladas en cinco grupos. Detrás de la pared hay altos árboles que no existían cuando fue hecho el jardín, estos suavizan el efecto global; el jardín que en un principio no representaba un paisaje discernible, es ahora esencialmente natural. El arreglo de las piedras es un complejo ejemplo de balance asimétrico transmitiendo al inconsciente un efectivo sentido de armonía y reposo.

El otro extremo de un jardín seco es de una apariencia más naturalista y es de desarrollo más reciente usando los mismos materiales, en muchos casos tiene mucho en común con el extremo más abstracto. La interpretación del agua de manera más parecida a esta caracteriza este estilo, convincentemente realista se hace el fondo de los riachuelos para que efectivamente parezca el lecho de un río seco, tan realista que se persuade al observador que al llover el agua correrá por ese lecho, actualmente algunos de estos riachuelos proveen drenaje al jardín.

Este estilo puede adaptarse a casi cualquier área plana, pero no en áreas extensas, son diseñados para ser contemplados normalmente desde un único punto y en áreas hermosamente cerradas. Este estilo es más compatible con la arquitectura moderna y posee menos problemas prácticos de diseño y mantenimiento. Debido a que la escala natural puede ser enormemente reducida ofrece una solución ideal a los jardines en pequeños espacios permitiendo representar cualquier superficie de agua donde esto no sea factible realmente. Un jardín de estilo de paisaje seco bien logrado es uno de los paisajes más atractivos de contemplar.