11.4.08

SOSTENIBILIDAD

Arq. Alberto Negrini V.
Miembro de la Comisión de Diseño y Construcción Sostenible del Colegio de Arquitectos, consultor en Arquitectura Ambiental y Paisajismo y Profesor de la Universidad Veritas Introducción
En nuestros días, cuando el cambio climático es una realidad, cuando el agua se agota o está contaminada, cuando la basura obstruye cauces y alcantarillados, cuando los “desastres naturales” son noticia de todos los días, la palabra sostenibilidad sale a relucir. Ahora sí, pero antes era considerada una palabra del vocabulario exclusivo de ecologístas, “verdes” y románticos. Esta palabra “mágica” aparece relacionada siempre con “desarrollo”, se habla con frecuencia de “desarrollo sostenible”. ¡Claro!. Desarrollo se ha convertido, en una obsesión en todo discurso, pero estas palabras, casi conjuro, nunca aparecen junto a la reflexión de su significado, nunca se les despoja del velo. Desarrollo Sostenible
Veamos algunos aspectos relacionados con el desarrollo sostenible. En primer lugar este no es sinónimo de desarrollo económico, lo requiere pero no es su norte ni su meta única. Es sabido y manoseado que la sostenibilidad implica tres campos, ecológico, social y económico. Como se planteó ya desde hace tres décadas por lo menos, sólo se puede hablar de desarrollo si se satisfacen las necesidades fundamentales de la sociedad, incluyendo la educación, las necesidades culturales, espirituales, etc. es decir, el desarrollo incluye al hombre en todas sus dimensiones (L. J. Lebret y F. Perroux). El Informe sobre Nuestro Futuro Común (1987-1988) coordinado por Gro Harlem Brundtland en el marco de las Naciones Unidas, definió el desarrollo sostenible como un proceso orientado a "satisfacer nuestras necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas" y de paso se destacaba con ello la insostenibilidad del modelo económico hacia el que nos ha conducido la civilización industrial y vigente aún hoy en día. Esto quiere decir que el crecimiento económico y el uso racional de los recursos naturales y el medio ambiente están vinculados, desde una perspectiva meramente ecológica, el desarrollo sustentable se percibe como la interrelación entre los sistemas económicos altamente dinámicos y los sistemas ecológicos menos cambiantes viabilizando por tanto: • Que la vida humana pueda continuar indefinidamente • Que los seres humanos como individuos, puedan desarrollarse • Que sobrevivan las particularidades culturales de la sociedades, y • Que los efectos de las actividades humanas se mantengan dentro de unos límites que no permitan la destrucción de la diversidad, complejidad y funcionamiento de los sistemas ecológicos soportes de la vida. (Constanza, R. 1991). Concepción del desarrollo
Este desarrollo tiene algunas particularidades. Primero, es un proceso, no una meta, segundo es multidimensional, no lineal, tercero es intertemporal, no secuencial. Rigiendo estos aspectos debe colocarse la equidad, la competitividad (tan asociada por los economicistas a la sostenibilidad) y la sustentabilidad estos deben a su vez soportarse en principios éticos, culturales, socioeconómicos, ecológicos, institucionales, políticos y técnico-productivos. Pese a la gran cantidad de publicaciones a lo largo de todo este tiempo, aún no hay consenso respecto a lo que significa realmente el desarrollo sustentable y las numerosas interpretaciones varían según sea la disciplina, el paradigma o la ideología que sirva de base para definirlo. Las interpretaciones asociadas a algunos economistas consideran que es equivalente a crecimiento sostenible y aunque sin crecimiento no puede haber desarrollo, esta es una concepción reduccionista, alcanzar cierto grado de productividad, cierto ingreso per cápita o cierto nivel de consumo no implica en lo más mínimo desarrollo y mucho menos sostenibilidad, ni siquiera de acuerdo a las interpretaciones más simples de esta, particularmente si se considera que la línea de pobreza es relativa para cada sociedad. La calidad de la vida humana social e individualmente queda reducida, según esta lectura, a una consecuencia del crecimiento económico constante, se considera que la pérdida de diversidad, complejidad y profundidad cultural y ecológica es una consecuencia ineludible del desarrollo, considerado este como un modelo único y no alternativo. Contrario a esto, algunos expertos destacan la necesidad de satisfacer las necesidades actuales, sin comprometer la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras, e introducen el compromiso intergeneracional muy debatido y algo difuso, algo así como “este planeta no nos pertenece, lo hemos tomado prestado de las futuras generaciones”, estableciendo además que el desarrollo debe ser adecuado desde el punto de vista tecnológico, viable desde el punto de vista económico, y socialmente aceptable. Esto representa un avance sustancial en la comprensión conceptual y en el planteamiento procedimental. Pero se puede ir más allá; pensamos, con A. Dourojeanni que para que sea verdaderamente viable el desarrollo sustentable necesita cambios fundamentales en el paradigma del desarrollo dominante haciendo énfasis en la importancia del aspecto distributivo, es decir, la equidad. Para los arquitectos y otras profesiones relacionadas con el desarrollo de la espacialidad, esta concepción establece un punto de vital importancia y sumamente clarificador en tanto se debe fomentar el desarrollo del hombre en su espacio y no sólo del espacio. Ecodesarrollo
Es aquí donde aparece la concepción del ecodesarrollo, ampliamente desarrollada por I. Sachs y sus colaboradores; esta promueve que las sociedades se organicen en función del uso racional de sus respectivos ecosistemas, los que se valorizan al amparo de tecnologías adecuadas basando el desarrollo en el esfuerzo propio y la recuperación de los valores tradicionales, asumiendo como elemento básico la autodeterminación. El desarrollo sustentable y el ecodesarrollo proponen un proceso de cambio, en el que el aprovechamiento de los recursos naturales, las inversiones, la tecnología y las estructuras institucionales y políticas, deben ser consecuentes tanto con las necesidades de la sociedad del futuro, como con la actual. De lo que se trata entonces, es de lograr un crecimiento y eficiencia económica, garantizando la eficiencia y equidad social mediante la solución al menos, de las necesidades básicas de la población y respetando las particularidades culturales; todo esto sobre la base del funcionamiento estable y continuo y la eficiencia ecológica de los sistemas ambientales. La sustentabilidad no debe considerarse como un concepto estático, ya que depende no sólo de las características de los recursos y del medio ambiente, sino también de la capacidad del ser humano para desarrollar nuevas tecnologías para el uso adecuado de los recursos y su conservación. En la Estrategia por el Futuro de la Vida "Cuidar la Tierra" se manifiesta que la sustentabilidad es: "mejorar la calidad de la vida humana sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que lo sustentan" y se plantea que para alcanzarla, la sociedad debe vivir de conformidad con varios principios, basados en estos se propone la siguiente guía básica para las acciones humanas: • Respetar y cuidar la comunidad de los seres vivos. • Respetar y cuidar las particularidades y diversidad cultural de las diferentes sociedades • Mejorar la calidad de la vida humana • La solidaridad y compasión por cualquier manifestación de vida debe regir el accionar humano • Proceder con respeto por la diversidad cultural y las diferencias entre los seres humanos • Conservar la vitalidad y diversidad de la Tierra y de los diferentes ecosistemas • Mantenerse dentro de la capacidad de carga de la Tierra y los diferentes ecosistemas • Modificar las actividades y prácticas personales para que sean acordes con estos principios • Facultar a las comunidades para cuidar de su medio ambiente de acuerdo a sus propia cultura y al bien general de la humanidad y el planeta • Establecer un marco nacional para la integración del desarrollo y la conservación. • Forjar una alianza mundial de las diferentes instancias supragubernamentales que velen por el estímulo, promoción, aplicación y desarrollo de estos principios. Sustentabilidad
La sustentabilidad para ser real, objetiva y viable, debe convertirse en un paradigma alternativo en el cual los recursos ambientales (como potenciales capaces de reconstruir el proceso económico dentro de una nueva racionalidad productiva) promuevan un proyecto social fundado en las autonomías culturales, en la democracia y en la productividad de la naturaleza. Cuando se habla de desarrollo se debe tomar en cuenta cinco dimensiones básicas de la sustentabilidad: • Social. Vista como la equidad de las soluciones propuestas, ya que la finalidad del desarrollo es siempre ética y social. • Económica. Referida a la eficiencia económica. • Ecológica. Relacionada con la prudencia ecológica y el mantenimiento de la diversidad • Cultural. Las soluciones propuestas deben ser culturalmente aceptables. • Espacial o territorial. Se deben buscar nuevos equilibrios espaciales considerando la planificación socio-económica y el uso de los recursos conjuntamente (Sachs, I. 1992 y 1994.) Conclusión
Queda claro por tanto que la sostenibilidad no es equivalente a crecimiento económico, a arquitectura “verde”, a conservación de los bosques, a biclimatismo o a eficiencia energética entre otros; va mucho más allá, engloba todos estos aspectos y muchos otros. Es básicamente la potenciación del crecimiento integral del ser humano en armonía con su entorno respetando las diversas manifestaciones de vida y de cultura. Sostenibilidad no es una moda, sostenibilidad no es etiqueta, es la única salida viable a la crisis medio ambiental mundial. Por supuesto, como en todo otro aspecto de la sociedad, tiene una dimensión personal, una profesional, una comunal y una universal; es espacial e interespacial, es temporal e intertemporal. Es por tanto ideológica y ahí está la parte dura de roer…